2001
La tragedia genera unión
El 11 de septiembre de 2001 fue el peor de los tiempos para la ciudad de Nueva York, pero esta crisis sin precedentes sacó lo mejor de The Legal Aid Society. Después de los ataques terroristas en el World Trade Center, la Legal Aid Society y su personal estuvieron en primera línea brindando asistencia y representación a los neoyorquinos afectados. Las prioridades del programa se reordenaron para responder a estos desafíos sin precedentes y adaptamos nuestras estrategias de financiamiento para buscar recursos para ampliar los servicios. La Fundación Ford y el Fondo 11 de Septiembre fueron de los primeros en responder.
A pesar de estar permanentemente desplazados de nuestra propia sede en 90 Church Street, nuestro personal trabajó en la sección de servicios legales de FEMA los siete días de la semana para ayudar a resolver los complejos desafíos de vivienda y beneficios públicos que enfrentan las personas directamente afectadas por los ataques. Nuestro personal también ayudó a diseñar formularios de solicitud gubernamentales simplificados que ayudaron a miles de neoyorquinos adicionales.
Los ataques provocaron una ruptura masiva de los sistemas judiciales y gubernamentales en las áreas de justicia penal y derechos de los menores. Sin servicios de electricidad, teléfono o computación, el personal de Defensa Criminal usó linternas para revisar los archivos y continuó representando a los clientes en las comparecencias y procedimientos. Asimismo, el personal de JRP estuvo en contacto constante con los tribunales y realizó visitas domiciliarias y entrevistas fuera del sitio en instalaciones como el New York Foundling Hospital cuando fue necesario.
Un caso particularmente conmovedor permanece con muchos de nosotros. En ese horrible día, un miembro del personal de Legal Aid Society encontró a una mujer ciega que había estado trabajando en un puesto de periódicos cerca de la Zona Cero. La mujer fue encontrada en las calles Church y Chambers, asustada y desorientada. Nuestro personal la llevó a su casa en Queens y continuó ayudándola a obtener los beneficios gubernamentales y caritativos que necesitaba para continuar con su vida.